(R) PHADE to Black: Una de zombies.

Fundido en negro.


La puerta del ascensor se abrió de golpe y un hombre vestido de traje y corbata se lanzó al vació con la esperanza de huir y sobrevivir. Al caer notó como su pierna se partía como una frágil vara de olivo y sintió más frío del que sentía antes de caer. Miró a la puerta por donde había caído. Nada. Cada vez estaba más exhausto, comido por la muerte. Se sentía afortunado por no haber muerto, pero todavía se sentía más afortunado por poder controlar su propia vida.
Sacó una petaca de whisky que guardaba en un bolsillo interior de su americana y echó un trago. Desde la oscuridad del hueco del ascensor solo podía ver sus manos, pero podía oir como esos zombies se acercaban hacia él, desde el ascensor debajo suyo y desde los pisos superiores. Horrorizado comprovó como uno de los zombies que lo perseguían se lanzó por el hueco de la puerta abierta hasta donde estaba él y caía a escasos centímetros, emitiendo todo tipo de extraños sonidos de cuerdas y ramas al romperse.
Pero se levantó. Se acercó hacia el oficinista con intención de cenar y le mordió en la clavícula. Le arrancó un pedazo de carne y se intentó volver a abalanzar sobre él, sonriendo. Un balazo resonó en el hueco y el zombie se desplomó para siempre. El oficinista suspiró. Una bala. Había utilizado la última bala de su recarga. Y estaba seguro que iba a morir. Pero sabía que debía hacer si no quería acabar como ELLOS. Había llenado todo el edificio de C4 y lo iba a hacer estallar en el momento que escapara de sus garras, pero en ese momento le era imposible. Por lo menos -pensó- me llevaré a todos esos hijos de perra al infierno conmigo.

"Hoy es un buen día para morir"

Fundido en negro.

Chris se sobrecogió. Una explosión hizo que se girara de su puesto de vigilancia en la terraza del centro comercial. Todo un edificio de oficinas se desplomó sobre su base y se hundió.

"Cojonudo. Además de zombies, terroristas..."

Era pleno día y no parecía haber mucho movimiento en la calle, a parte de los zombies que salían por el día a vagar errantes. Era muy improbable que entraran al centro comercial por las vallas. Estaban bajadas y cerradas con llave, pero se podía subir a la parte alta del edificio gracias a una serie de escaleras de incendios y escaleras de mano estratégicamente colocadas.
Siguió mirando el edificio. El cruce de las dos calles había sido bloqueado por los escombros y si había algún superviviente cerca era muy probable que no hubiera sobrevivido. Miró su escopeta. Entró por la puerta de la terraza hacia el interior de la segunda planta del centro comercial. Estaba limpia de zombies, las escaleras mecánicas habían sido bloqueadas y barradas para que nadie pudiera subir por ellas, y los ascensores habían sido desconectados con el último apagón de la zona. La única forma de salir o entrar a la segunda planta eran las escaleras exteriores. Todo un reto para un zombie cuya destreza era comparable a la de una puerta. Mientras vagaba por el centro comercial -del que había heco casi una vivienda- se dió cuenta de que tenía hambre. Así que se metió en una tienda de artículos de viaje y abrió un armario de un lado. Tenía comida suficiente para una semana, pero si llegaba alguien o se le acababa, tendría que buscarse la vida... miró hacia todos lados y suspiró. Se llevó una galleta a la boca, distraído. La fue masticando mientras salía de la tienda y se apostó en una barandilla interior mirando apuntando a todas partes con la escopeta. Sabía que desde tanta distancia su arma era ineficaz, pero un humano podía reconocerlo fácilmente desde ahí. Al cabo de una eterna espera, consideró que sería infructuoso y se sentó en las escaleras a la terraza con un libro y su mp3 y se quedó allí escuchando música.

(Tampoco hacia falta que te emocionaras tanto...)


Liz miró a su alrededor. Estaba en un almacén, apoyada en unas cajas de comida. En sus piernas estaba recostada su hermana pequeña, Celeste. Liz la miró y por un momento se olvido del horror y la pesadilla que actualmente se vivía en las calles. Acarició la mejilla de su hermana y esta abrió los ojos.
-Perdona... No pretendía despertarte.- Dijo Liz. -Sigue durmiendo. No hay prisa...
Celeste no dijo nada pero moviendo la cabeza de un lado para oto varias veces en señal de negación.
-¿Sigues sin hablar? Celeste... Ya se que es difícil y que has visto muchas cosas malas como yo pero hermanita.. Tienes que vivir el presente y intentar no recordar a... Bueno, olvidar lo que has visto. Te prometo que te llevaré a un lugar seguro dónde no habrá zombis... Pero tienes que ayudarme, ¿Vale?
Liz esperó a que la voz de su hermana se escuchara en el almacén pero eso no sucedió.
-Bueno, no importa. Descansa, pequeña. Dentro de unas horas intentaremos salir de aquí para ir al centro comercial dónde aquel señor nos dijo que era seguro...- dijo Liz mientras Celeste volvía a apoyar su cabeza en las piernas de su hermana para aprovechar las últimas horas de sueño.

Chris rebuscó por toda la parte superior del centro comercial algo de comida o municiones. Había llegado la noche anterior y se había metido en la tienda de caza sin buscar en ningún otro sitio, para evitar cualquier presencia, viva.. o muerta. Entró en una tienda de comida rápida y de ahí a las cocinas y empezó a abrir armarios...

FuKa ha efectuado 1 lanzada(s) de uno (Dado de dos caras.) :

Chris encontró varias cajas de carne picada para hacer hamburguesas y otros alimentos diversos, en más o menos cantidad y calidad. Cogió la carne e intentó freírla en uno de esos hornos de gas que tenía la tienda. Cuando lo hubo preparado (con más pena que gloria) se lo comió sin pensar en nada más. Llebaba 2 días comiendo restos y galletas, y estaba realmente hambriento. Se guardó varias piezas de fruta en una bolsa de papel y el resto de carne que encontró por ahí....

Chris comprovó la infructuosidad de su búsqueda de munición por la parte alta del centro comercial, así que decidió salir de aquél sitio, no sin antes cerrar a cal y canto la tienda de caza (lugar al que le había cogido especial afecto...) y coger un poco de provisiones en una mochila. Salió por la terraza y bajó las escaleras de incendios. De ahí cogió una escalera fija de barra que había al lado de la de incendios y se deslizó por ella hasta llegar a una segunda escalera de incendios, en la que había un hueco con otra escalera de barra que conducía directamente al suelo. La lanzó hacia arriba y se encajó con la escalera de incendio, de la que caía una cadena pequeña a 3 metros del suelo. Para cogerla, debría subirse a algún sitio y saltar....

Cruzó una calle, realmente no tenía un rumbo fijo, así que simplemente se dedicó a vigilar los alrededores. Una calle.... dos calles....
De pronto, al girar un cruce, un zombie se lanzó sobre el muchacho e intentó derribarlo, sin conseguirlo. Un balazo de escopeta y la cabeza del pobre diablo quedó reducida a una masa pulposa en medio de la calle.

"3 balas...."

Siguió caminando sin rumbo un rato, hasta que llegó a una cafetería que parecía entera. Entró y se parapetó detrás de la barra, vigilando por si venía algo o alguien...

(yo empiezo en plan bestia)

Johnn conducía tan rapido como podía. Había conseguido arrancar un coche en muy malas condiciones y ahora le perseguían tres zombies. El sudor se acumulaba en su gorro de lana, su ritmo cardiaco se oía a 2 kilometros de distancia, y sin embargo, no sentía miedo, solo ira. Siguió corriendo, su plan era llevar el coche hasta la gasolinera mas cercana, cuando estuviera rodeado de zombies, estrellar el coche y saltar de él. Provocando una explosión que tal vez acabara con su vida, pero al menos se llevaría a muchos por delante.

Y de repente, el coche se caló.
-¡Mierda!-Dijo mientras daba un puñetazo al volante.

Desesperado, al no conseguir volver a arrancar el coche, Johnn agarró su escopeta y su mochila, abrio la puerta con mano temblorosa, y corrió sin mirar atras. Tras el oía los pasos y los gruñidos de las tres criaturas. "Mierda... Me habría llevado a unos cuantos por delante... Bueno... me calmare con estos tres..."
Johnn se giró. Su mirada ya no parecía la de un humano en esa situación. Cualquier otro habría corrido, intentando sobrevivir otro dia mas... Su mirada era de fuego, mas propia de un automata que solo busca matar a la de una persona.

Abrio sus piernas en posición ofensiva, apunto a las tres repungantes criaturas, que se encontraban a unos 100 metros. Tre srepugnantes criaturas de piel necrosada y miembros carcomidos, que rugian como si no tuviesen lengua.

Johnn apretó los dientes y disparó, disparó casi sin mirar, solo por el placer de sentir el rugido del cañon de su escopeta.

Sin esperar a ver si habia acertado o fallado, Johnn se giro y corrió en dirección contraria a los zombies.
Hacía frio y el vaho salía de su boca por cada aliento. La ciudad ahora era una tumba, una tumba en la que él seguramente fuera a caer, pero antes, se llevaría todos los que pudiera por delante. Nunca venía nada nuevo de la ciudad, por eso, 10 años antes, se había trasladado al bosque, solo bajaba a la ciudad para vender algunas pieles y comprar ropa y vienes esenciales, una vez al mes, ninguna vez en invierno. Siguió corriendo hasta que llego a una plaza con un gran edificio, un centro comercial. Johnny no pensó si allí encontraría comida o bebida, ni siquiera en que allí encontraria descanso, o incluso gente. En lo unico en que Johnny pensó cuando llegó al centro comercial es que encontraría armas, y tal vez alcohol para hacer cocteles molotov y poder llevarse a más de esos cabrones a la tumba.

Y sin embargo... estaba cerrado.

Chris se desesperó. Habían pasado 3 horas y no se oía absolutamente nada. En el bar donde estaba no había ni cerveza en el dispensario, y ni siquiera comida en neveras ni armarietes. Se levantó y miró por la ventana. Estaba todo despejado. Salió a la calle y apuntó en todas direcciónes. Nada. Giró una esquina y vió a alguien apuntando con un rifle en su dirección, así que levanto la escopeta y saltó un par de veces. Sabía que los zombies no podían hacer ninguna de las dos cosas....

Johhny le pegó un disparo al candado de la verja del centro comercial, reventandolo. Después metio otro cartucho en la escoperta, abrió la verja, y entró al centro comercial. Con el disparo se habían reventado los cristales, y algunos le habian dado, causandole pequeñas heridas, daba igual.

-Bien, esto parece deshabitado, mejor, hrabrá reservas de comida y armas.

Hohnn comenzó a caminar por el centro comercial, buscando algún lugar donde poder descansar.

Se había dejado la puerta abierta...